El pasado fin de semana estuvimos en Sevilla, la que fue en el siglo XVI lo que hoy es Nueva York: el centro neurálgico del comercio global por donde fluían en ambos sentidos no sólo mercancías y personas, sino ideas, corrientes y costumbres entre Europa y el Nuevo Mundo. Su puerto fluvial en el Guadalquivir tuvo el monopolio absoluto del comercio con las Indias Occidentales. No obstante, antes y después del siglo de oro español, la capital andaluza tuvo su historia con todo tipo de culturas – tartesos, fenicios, romanos, árabes… - que convivieron y se sucedieron unas a otras otorgándole a la Sevilla de hoy día una esencia armoniosa, destilada e indisoluble en la que se diluyen los siglos de guerras y enfrentamientos entre los pueblos que la habitaron; parece que todos la soñaron de un mismo modo, que todos la quisieron con el mismo calor.
Las fotos están tomadas desde las sinuosas y sugerentes terrazas del Metropol Parasol, del arquitecto alemán Jürgen Mayer, que ofrecen al visitante una perspectiva moderna y contemporánea de una de las ciudades más típicamente españolas: tradición, sol, toros, flamenco y tapas. El edificio, popularmente conocido por su forma como “las setas”, engloba, en una misma estructura, la terraza en lo alto, una plaza pública para celebrar conciertos y otras foros sociales, un mercado de abastos a nivel de la calle y un museo-antiquarium en el subsuelo que conserva los restos de ruinas romanas y mozárabes encontrados en el mismo centro de la ciudad. Ver la ciudad tendida a tus pies no puede sino hacerte recordar la canción: “Sevilla tiene un color especial, Sevilla sigue teniendo su gente, me sigue oliendo a azahar…”.
We spent last weekend in Seville, which during the XVI Century was what nowadays would be New York: the nerve centre of global trade, the spot where not only merchandises and people, but also ideas, trends and customs were flowing through, both ways, between Europe and New World. Its fluvial harbour in the Guadalquivir river had the absolute monopoly of trade with the West Indies. Nevertheless, prior to and after the Spanish Golden Age, the History of the Andalucian capital has flirted with all kind of different cultures – Tartessos, Phoenicians, Romans, Arabs… - who coexisted and settled the city one after another providing the nowadays Seville with an harmonious, distilled and indissoluble essence in which centuries of wars and conflicts between people who inhabited it are being blurred, it seems that all of them dreamed of it in the same way, all of them loved it with the same passion. Pictures were taken from the winding and suggestive terraces of Metropol Parasol, a masterpiece of the German architect Jürgen Mayer, offering to its visitor a modern and contemporary 360º view of one of the most typical Spanish cities ever: tradition, sun, bullfights, flamenco and tapas. The building, better known as “las setas” (the mushrooms) by its form, encompasses, within its whole structure, the terraces and bars at its peak, a market in the ground floor, a public square which serves to celebrate concerts and other social forums on top of the market and, moreover, an antiquarium-museum in its basement which preserves Roman and Mozarab ruins found out at that point in the very centre of the city. Overlooking the city beneath your feet can no other than remembering the song: “Sevilla tiene un color especial, Sevilla sigue teniendo su gente, me sigue oliendo a azahar…”.
Me encanta el look! Y el lugar ni hablar, espectacular!!!!
ReplyDeleteCami O.